La navidad y el consumo

No compro joyas, no me gustan la moda más allá de lo razonable, no me gustan los coches caros (me encantan, pero no me gusta comprarlos), no me gusta gastar en pintura, objetos decorativos, azulejos de diseño o forja artesana. Aprecio la comodidad y el bienestar, e invierto en ello lo que entiendo que es razonable. Si me comparo con una persona cuyos ingresos no superan los 200 euros al mes, pertenezco a una clase privilegiada y tengo una vida de lujo. Si me comparo con alguien que ingresa 10.000 euros al mes, soy un ser mediocre de perfil económico bajo con gastos básicos.

Creo que pertenezco a la clase media, burguesa; pero mi nivel de gasto no se corresponde con mi posición social. Si de mis inversiones dependiese, habría desaparecido ya el mundo de las joyas, de la alta costura, de los relojes y coches de alta gama. La ambición y la vanidad del ser humano se expresan como nada en estos sectores económicos. Ninguno de estos productos se compra para disfrute personal solamente; necesitan ser exhibidos. Gran parte de la satisfacción personal que supone conducir un Ferrari, proviene del hecho de que los demás lo sepan y te admiren. Siento que es un insulto al ser humano en su conjunto que alguien invierta en un coche 150.000 euros cuando los hay estupendos por 30.000. Es una ofensa a la dignidad de las personas que alguien pueda ingresar 12 millones de euros al año siendo profesional de un deporte popular como el fútbol, sostenido gracias precisamente a la pasión que provoca en millones de personas normales de todo el mundo.

Todo esto se diluye entre la moral confusa y frágil de la clase media, que mientras sea media, no se rebela contra la injusticia antes descrita. Al contrario, idolatra a los que ejercen de ricos, venera a quien conduce un gran coche o cuelga de su mano un bolso de 3.000 euros. Pero cuando es cada vez menos media, y tiende a la baja, esta parte de la sociedad no soporta la desigualdad con la misma resignación, verdad?

Alguien se sorprende del avance de Podemos?